Comparten triunfo Garibay y Flores en la segunda de feria
Los diestros Ignacio Garibay y Sergio Flores, compartieron el triunfo en la última corrida de feria, al cortar dos orejas cada uno, lo que les permitió salir en hombros de La Jerezana; con el cierra plaza se armó la bronca por la nula calidad del burel y la negativa del juez a devolverlo a los corrales.
Garibay luego de haber escuchado un aviso con su primer enemigo, salió decidido con el segundo, un toro que no dio el juego esperado y sin embargo estuvo voluntarioso, despachando con estocada entera que ligeramente trasera, no impidió que doblara pronto; el juez no dudó en entregar la primera apéndice y tampoco se hizo mucho del rogar en la petición de los tendidos para soltar la segunda.
Con el tercero en el orden, Sergio Flores cuajó una buena faena a un toro que metía bien la cabeza y que sin embargo comenzó a rajarse en la parte final del tercio y aun así el tlaxcalteca se dio unos arrimones que levantaron al público de sus asientos. Mató de estocada hasta las cintas, ligeramente desprendida, pero suficiente para que su enemigo rodara casi al instante; el premio dos orejas.
Con el que debió cerrar plaza se armó la bronca, un toro que se vio mal desde la misma salida y que fue protestado con insistencia pero el juez se negó a la devolución llevándose fuertes consignas.
El potosino Fermín Rivera no tuvo suerte y aunque con el primero que tuvo continuidad, dejó ver parte de su estilo, finalmente se puso pesado con el acero, mató al descabello; en su segunda oportunidad había poco que hacer.
Tras el amargo sabor del que cerraba plaza, Sergio Flores regaló un toro y aunque lo anunció fuera de tiempo, se le permitió el obsequio con la aclaración de que era fuera de la lidia ordinaria. Nada que comentar salvo lo cerca que pasó la encornadura de sus piernas.
Al mediodía, después del sorteo, el zacatecano Edgar Badillo toreó a uno de los que sirvieron en la primera corrida para los recordadores españoles; buenos momentos dejó ver el zacatecano ante un animal que evidentemente había desarrollado sentido y le echaba la cara muy arriba, problema que el joven fue resolviendo poco a poco; dos estocadas tendidas no fueron suficientes y recurrió a la espada corta, pero la faena en lo general dejó buen sabor de boca al selecto público.